miércoles, 18 de enero de 2017

John Cage: Works for Percussion
Profesor: Óscar Martí Puchalt

28 de junio de 2016
L´Escorxador Centre de Cultura Contemporània


The Future of Music: Credo (1937)

First Construction [in Metal] (1939)
for percussion sextet, with assistant

Second Construction (1940)
for percussion quartet

Living Room Music (1940)
1. To Began  2. Story  3. Melody  4. End
for percussion & speech quartet

Third Construction (1941)
for percussion quartet



En este concierto nos acercamos a la obra para conjunto de percusión de John Cage (Los Angeles, 1912 - Nueva York, 1992). Abordamos un capítulo tan importante en la música de John Cage como lo es la percusión; una percusión, como se comprenderá tratándose de quien se trata, ampliada a sus más insospechadas posibilidades resonantes: objetos de desecho, instrumentos de diversas procedencias geográficas, vinilos, receptores de radio, timbres, etc. Tal y como décadas más tarde afirmaría José Saramago, Cage debió formular en su pensamiento que «siempre es buena la libertad, hasta cuando vamos hacia lo desconocido», y en sus piezas de los años treinta, cuarenta y cincuenta del pasado siglo lleva a cabo una libérrima y personal reinvención del medio percusivo que lo pondría (como en tantos otros ámbitos) a la cabeza y en el corazón de la renovación de los lenguajes musicales.

Si tenemos en cuenta que la percusión es una de las familias instrumentales cuya faz más cambió a lo largo del siglo XX, con ejemplos seminales como Ionisation (1929-31), de Edgar Varèse, el paso dado por Cage avanza en direcciones que el tiempo iría consolidando: mestizaje entre instrumentos propiamente dichos y ‘objetos sonoros’, cohabitación de fuentes acústicas y electrónicas, conformación permutable de plantillas indeterminadas y partituras abiertas, desmitificación de la situación concertante y su asimilación a las actividades y lenguajes de las sociedades urbanas, etc. Los albores de la percusión cageana, nos muestran a un compositor que busca nuevos timbres, para lo cual recurre a los “no-instrumentos”; unas plantillas que para Cage apuntan hacia un nuevo universo acústico, a cuyo advenimiento contribuirían estos objetos sonoros: se trataría de la electrónica, tal y como leemos en un texto firmado por John Cage en aquel periodo: «La música de percusión es como una flecha apuntando hacia la totalidad del inexplorado campo del sonido. Se considerará en el futuro como una transición... hacia la ilimitada libertad de la música electrónica». 


       Precisamente, es hacia ese carácter electrónico de las piezas germinales de John Cage en el ámbito de la percusión a lo que dirige su atención buscando los instrumentos, platos, discos y receptores de radio históricos que Cage utilizó en sus años de composición (lo que otorgaba ese carácter ‘historicista’ que señalamos en la reseña de aquel compacto). A través de su mirada a las partituras originales de Cage se comprenderá mejor la búsqueda de esa sonoridad de carácter electrónico que tantas indagaciones texturales y tímbricas ha guiado en la música contemporánea, y cómo Cage disponía y manejaba dichos medios para crear un sonido completamente nuevo. 
Así pues, y como sostenía el también genial Hermann Broch: «El arte genuino rompe los confines, los atraviesa y va por nuevos, hasta entonces desconocidos, ámbitos del alma, de la vista, de la expresión, penetra en lo originario, en lo inmediato, en lo real...» 
En Living Room Music (1940) se une la música de Cage con la arquitectura de Bruce Goff: su Ruth Ford House en la localidad de Aurora (Illinois). Esta ‘illinoica’ (que diría Luis Martín-Santos) versión explora las sonoridades del edificio, especialmente sus salas de estar, ya desde su primer movimiento, en el que con cubiertos se percuten barandillas, paredes, techos, mesas, escaleras, etc., para revelar sus cualidades tímbricas. El segundo movimiento, influido por los cantos afroamericanos que bien conocía John Cage, procede prácticamente a rapear un texto de Gertrude Stein, con silbidos, bucles fonéticos, soplidos y demás sonidos guturales. El tercer movimiento, ‘Melody’, lo lidera un piano de antiguo acompañada de lámpara percutida por baquetas y cuchillo, además de percusión de vasijas y sonidos de sistema de un ordenador portátil: actualización contemporánea del soundscape de nuestras salas de estar. El cuarto movimiento, bastante más convencional y menos imaginativo, activa porcelana y cristalería con finas baquetas: puro ritmo y sonoridad de carillón.
Las tres construcciones compuestas sucesivamente de 1939 a 1941. La primera de ellas, First Construction (in metal) está escrita para cinco percusionistas y un pianista con asistente, y sus hallazgos texturales son incomprensibles sin los estudios de Cage con Henry Cowell en Nueva York, así como sin la coetánea renovación de los timbres instrumentales (individuales y sintéticos) llevada a cabo por Edgar Varèse. El uso de un piano preparado activado profusamente, alla Cowell, en el arpa, es un buen ejemplo de la actualidad de su propuesta, a la que se suma un amplio abanico percusivo, con cinco thunder sheets, gongs, tam-tams, tubos, campanas, etc. Serán estos los que expongan la base rítmica de First Construction, bastante uniforme y no muy compleja (lo serán más las masas tímbricas que se asoman a su recorrido a partir de efectos no convencionales: glissandi producidos al deslizar objetos en el arpa del piano -con un sonido prácticamente de sirenas-, roce de baquetas contra sus cuerdas graves, suspensiones resonantes en agua, etc.). Todo ello confiere un sonido muy potente y torrencial a la pieza, con la pluralidad que las técnicas extendidas convocan.
Second Construction prolonga este sentido de pieza unitaria, con su línea rítmica y melódica central; una melodía afianzada en el piano (teclado y arpa), así como en gongs, vasos y campanas afinadas, que ven acompañado su discurso melódico por un punteo rítmico de diversos instrumentos: maracas, platos, caja y diversas membranas. De nuevo, efectos de sirenas en el arpa del piano y suspensión de cuerpos resonantes en agua aportan algunas de las voces más originales e interesantes.
Third Construction es un paso adelante en cuanto a estructura rítmica, más compleja, heterogénea y variable a lo largo de sus 11 minutos de duración. Cuarteto de percusión aquí sin piano, se dan cita instrumentos de diversas procedencias: Perú, México, India..., si bien son las membranas la base del discurso, percutidas ya sea con palmeos, baquetas o con el instrumental ad hoc que los músicos van activando: carracas, sonajas, latas, vasos, maracas, concha soplada, etc. Aun con su presencia, el paisaje tímbrico es más homogéneo y reducido que en las piezas previas, ganando en lo puramente estructural y métrico, en lo que revela una enorme potencia musical.


No hay comentarios:

Publicar un comentario